Borjalona

Algunos problemas de hoy en día se están convirtiendo, de tanto repetirlos y por su duración, en clichés que llegan a resultar insoportables: la crisis, hay que dar gracias por tener un trabajo, todo es culpa de Zapatero, se acabaron las vacas gordas, hay que hacer sacrificios… Yo lo que peor llevo son los sacrificios, principalmente en mi ocio, así que hace un año o así puse en marcha un plan para poder ociar a gusto sin tener que preocuparme demasiado por el (poco) dinero que tengo y que gano. Casi casi lo he conseguido, y más o menos he conseguido llevar una vida austera para unas cosas y rutilante para otras. Pensaba resumirlo en unos tuits, pero tras leer la reforma laboral explicada en 20 tuits me ha dado todo el bajón y paso.  Algunos trucos son bien cutres, pero ahorrar es esto y lo demás son tonterías:

1. Fumar: este consejo es básico y yo me he aplicado el cuento demasiado tarde. Dado que es bastante improbable que deje de fumar, so riesgo de inflarme y explotar de exceso de comida y ansiedad, decidí pasarme al tabaco de liar. Estuve dos semanas algo asqueado con el nuevo sabor, y amargado por tener que hacerme los cigarros, pero en nada y menos la situación dio la vuelta y ahora no me imagino fumando de los normales. Y, calculado así un poco a lo loco, debo gastarme un tercio de lo que gastaba antes. NO SIN MI GOLDEN VIRGINIA.

2. Trabajo: claro, esto ya depende de la situación de cada uno, yo hablo de la mía. En mi empresa tenemos cuencos con fruta, galletas a tuttiplein, café, leche, tostadas… así que el desayuno me lo salto en casa y lo hago en la oficina, por lo menos en lo que a comida se refiere. También, y esto ya es pasarse, hago mis necesidades siempre que puedo en el curro, ahorro agua y papel. Hay que sacar el máximo partido de lo que el mundo pone a tu disposición.

3. Ocio: no hay que investigar mucho para encontrar eventos, conciertos, fiestas y quereseres ociosos que nos gusten y por los que no haya que pagar, porque hay cientos de marcas que están dispuestas a pagarnos la entrada a cambio de impactarnos publicitariamente. Aquí he hablado mucho de los saraos (divertidísimos) que se montan en Mutt, patrocinados por Heineken, Sailor Jerry, Moritz o Aperol, este mes han sido las fiestas demoscópicas de Mondo Sonoro y Black XS, los clubs tienen listas de correo y perfiles en las redes sociales desde las que te puedes apuntar en la lista para no pagar, los conciertos en museos (como el Cerralbo en Madrid) e instituciones públicas (el Centro Galego de Barna, la Casa de Asturias en Madrid)… En fin, que quien no se divierte gratis (o a cambio de que te suelten un rollo publicitario del que, por poco que te concentres, puedes pasar olímpicamente) es porque no quiere. Para otros gustos, también existen blogs como Barcelona Gratis o Madrid Gratis, que diariamente actualizan con actividades de todo tipo sin tener que abrir el bolsillo.

4. Compara precios: esto es básico. Una de las claves del ahorro es el tiempo. Para gastar menos hay que dedicar tiempo a comparar establecimientos, productos, etc. Yo no tiro mucho de comparadores de internet, pero sí que, a la hora de hacer la compra para casa, visito 3 o 4 supermercados en los que ya tengo localizado qué es más barato.

5. Ropa: creo que en este tema hay una regla de oro para ahorrar: nunca entres en una cadena de ropa low cost. Parece una contradicción, pero no lo es. Cada vez que entras en H&M, Primark, etc… acabas gastándote un dineral en doscientas cosas que no necesitas,  sí, todas muy baratas, pero que sumadas hacen un pico. Es más asequible, de verdad, comprarse algo cada 5 o 6 meses en una tienda algo más fina que andar todo el día gastando 4 euros en camisetas. Además, está la opción de la segunda mano, que al menos en Barcelona es asequible. Tiendas como Retrocity, Holala o la renovada Flamingo’s Vintage (que empieza ahora a vender ropa al peso) ofrecen prendas muy molonas a precios más que razonables. Además, a qué negarlo, a nadie le gusta llegar a un sitio y que diez personas más tengan una de tus prendas, y con la segunda mano (y en menor medida con marcas algo más caras) eso no pasa.

Y, ya no para ahorrar sino para ganar, tanto en Madrid como en Barcelona hay bastantes mercadillos populares en los que por un módico precio puedes poner tu puesto y deshacerte de esa camiseta que te encantaba cuando el nu-rave o los pantalones que te regaló tu tía por navidad y que no te has puesto jamás. Este domingo, sin ir más lejos, estaremos unos cuantos vendiendo ropa en la plaza de al lado del Museu Maritim de Barna.

6. Viajar: visito Madrid menos de lo que me gustaría, y el dinero es una de las razones principales. Lo suyo es tener días extraños para viajar en avión, ya que en viernes y en domingo es imposible, mientras que miércoles y sábados (hablo de memoria) son más baratos. Después está la estoicidad de coger un autobús, que es tan barato como incómodo, aunque siempre está el Supra que por 65 euretes te hace un ida y vuelta más que digno. Después está el truco del AVE, que nunca he probado porque me da miedo, pero que en realidad es más que seguro: pillas un billete a Zaragoza, cuando para te metes en el baño, y si cuando sales tu asiento está ocupado, te vas al bar y te emborrachas (o no). Creía que esto era medio secreto y no sabía si escribir sobre ello, pero esta semana he descubierto que es vox populi.

7. Bicing: ya he hablado de Bicing aquí, y a pesar de que han subido la tarifa de 38 a 44€, sigue mereciendo la pena pagar eso por 1 año de transporte. Barcelona es una ciudad mediana, pocas veces tienes que desplazarte muy lejos y es totalmente viable ir a bici a casi todos lados. Excepciones: frío mortal, calor mortal, noches locas.

8. Nunca decir NO a una invitación: para acabar, una obviedad. A no ser que la invitación te suponga algún dilema moral, no veo sentido a esa norma social de decir que no. Si alguien te ofrece algo, y sabes que no es por cortesía, ¡di que sí!