#bateriadelinks: de Grecia a Grecia

¿Os acordáis de la #bateriadelinks? Yo no. Esta mañana, pensando en la cantidad de cosas que están pasando en el mundo, he pensado que molaría hacer una sección a imagen y semejanza de la Feminist News Round-up de Bitchmagazine. Mi memoria, que funciona de aquella manera, ha reaccionado tarde y ha recordado a deshora que ya había llevado a cabo esa idea hace tiempo. Lo llamé #bateríadelinks, y recopilaba unas ventoleras que me daban por Twitter en las que compartía textos interesantes que iba leyendo (aquí lo explico mejor). Poco a poco dejé de tener tiempo y ganas y se fue diluyendo en el vacío.

Después de todos los jaleos que están pasando últimamente, creo que es hora de resucitar esto, y recomendar lecturas interesantes e instructivas que nos ayuden a entenerlo todo mejor. Si al principio linkeaba todo tipo de cosas, creo que esta vez me centraré en cuestiones de género y sexualidad, algo de política y movimientos sociales, siempre aderezados con algo de arte, música y derivados. Algo más útil, vaya.

 

– Empiezo con el temazo del momento: Grecia. Y más concretamente con el machirulazo que ha ganado las elecciones. Ha decidido que eso de que la revolución será feminista o no será es una cosa vieja, pero no lo suficientemente vieja, así que ha nombrado un gobierno all-male, no vaya a ser que incluir a la mitad de la población en algo le vaya a hacer daño. La verdad, tampoco se esperaba mucho más, ya en campaña dijo que las adopciones por personas del mismo sexo NO, GRACIAS, PERO NO. Luego está la gente de izquierdas que alucina en plan «¡qué poco de izquierdas!», como si el machismo entendiera de ideologías, como si ser de izquierdas te convirtiera en un ser justo por inercia. Ay, qué largo se hace el camino. Parece ser que no es el momento (nunca lo es). Explorando un poco, descubro además que Tsipras está con la misma mujer desde hace 20 años, de precioso nombre Peristera Batziaka, tienen dos hijos y no llevan una vida demasiado convencional: no están casados, se conocieron en revueltas estudiantiles y es ingeniera informática. Parece que no ha aprendido nada. Por supuesto, su condición de mujer ya la ha convertido en la mala de la película (ella inoculó todas estas ideas radicales en él) y en un posible icono de estilo que se rifan las revistas de moda.

 

– Otro de los temazos de la semana pasada fue la entrevista que dio Björk en Pitchfork, poniendo de manifiesto desde su amplia experiencia la discriminación que sufren las mujeres en la industria musical. Se centra mucho en el tema de la autoría y la producción, poco transitados en la prensa musical (o muy transitados, pero para mal). Además de lo que escribí, recomiendo mucho leer el artículo que han hecho en JNSP al respecto, repasando algunos de los episodios más tremendos.

 

Un estudio del CIS encargado por el Ministerio de Sanidad confirma lo que ya se viene pensando desde hace tiempo: la juventud, al estar cada vez más desligada de la realidad y menos interesada por los problemas sociales, comienza a cambiar su percepción sobre cuestiones de género. Esto es una advertencia, un recordatorio de que aquello que se ha ganado hay que mantenerlo, cuidarlo, actualizarlo y revisarlo constantemente para poder transmitirlo a los que vienen detrás. Aquello de tropezar dos veces con la misma piedra, vaya.

 

– Un par de polémicas sobre la creciente cantidad de escenas de sexo homosexual en la televisión americana han aparecido en los últimos meses. El actor Michael Urie aconseja una cosa súper novedosa para aquellos cenutrios que no quieren verlas: que no las vean. Yo añado: si te molesta, dale una vueltita a tus putos privilegios y luego hablamos, machirulo. O inventa una máquina del tiempo y vuelve a los 90, o al siglo XVIII.

 

– Si alguien sigue dudando de que el androcentrismo está integrado como acero en los cimientos de nuestro orden social y político, en eldiario.es Mariam Martínez-Bascuñán lo cuenta muy bien. Y a ver quién puede rebatir esto.

 

– Se escapa a mi entendimiento lo de las personas marginadas por una comunidad que sigue rindiendo pleitesía a esa comunidad que los hace de menos. Por eso me sorprende lo del transexual extremeño que se ha reunido con el Papa, ya que en sus declaraciones no veo ni un atisbo de crítica a la organización que, diga lo que diga, le odia. El truco de parecer de buen rollo mientras representas al mal más maligno es demasiado viejo para seguir cayendo, amics.

 

Este artículo de Formula TV explica (creo que sin querer) por qué un negro puede bromear sobre otros negros, y por qué (esto ya lo pongo yo de mi cosecha), yo si puedo llamar maricón a un maricón pero un heteruzo NO.

 

– Y, para acabar con algo más ligero pero muy emocionante, esta maravillosa entrevista que Carmen López les hace a los Hidrogenesse, que ayer sacaron Roma. Y la convocatoria de los VI Premios Diana Aller, que vienen renovadísimos e invocando a la democracia griega (y me sirven de excusa para acabar como empecé, con lo de DesGrecia).

 

 

Comments
2 Responses to “#bateriadelinks: de Grecia a Grecia”
  1. Beatriz dice:

    Hola Borjalona!

    En primer «clichetazo» me encanta cómo escribes y te leo siempre que puedo. Es por eso que observo cómo desde hace una temporada el feminismo inunda tus artículos con una creciente fuerza y convicción. Hasta ahí todo genial. Pero desde mi condición de hembra heterosexual de más de treinta años hay algunas cosas que no me convencen del todo, y me gustaría transmitírtelas si me permites el inciso, siempre desde la intención de remover conciencias y generar debates.

    – ¿Observo quizá un cierto recelo o resquemor, un no sé qué, hacia la heterosexualidad, que crece con el tiempo? No hay nada de malo en ser un machirulo. Como todo, es respetable mientras el machirulo no increpe o agreda al maricón (permíteme utilizar esta expresión ya que me parece equivalente a machirulo en lo potencialmente despectivo) o a cualquiera, ni de palabra ni de obra. Cada uno es como es y todos nos merecemos el amor y la comprensión de los otros.

    – Dices que el negro puede llamar al negro, negro; y el maricón al maricón, maricón (qué lío!); pero no el blanco, negro al negro y etc. Yo opino que el día que el maricón pueda llamarle maricón al hetero y puedan hablar de berberechos y vergas mientras toman un café y son súper amigas (creo que en algunos sitios ya pasa) habremos triunfado: vivir las cosas con total naturalidad hará que incluso los votantes de base del PP las vivan con naturalidad con nosotros. Basta de divisiones, todas somos hermanas.

    – Cuando dices: «si te molesta, dale una vueltita a tus putos privilegios y luego hablamos, machirulo» me parece que obvias una cuestión fundamental que nos ha hecho humanos: todos estamos en el mismo barco. El 99,9% de los machirulos no posee ningún privilegio. Christine Lagarde, posee muchísimos más privilegios que cualquier machirulo de a pie además de una hermosa vulva. Sin entrar en un análisis profundo sobre la libertad (sobre todo de la libertad de poder elegir ser o no ser un machirulo), no se puede culpar al machirulo medio de ser un machirulo medio, ya que él es simplemente el resultado de una «sociedad machirula» en la que hay muchas mujeres responsables (vale que no tantas como debería, pero las hay y lo que hacen es trincar como los machirulos y llevárselo calentito). No en vano, a parte de la ya nombrada vagina de Christine Lagarde, en el board of directors del Club Bilderberg contamos con las ilustres vaginas de la Reina Sofía de España o la de la Reina Beatriz de Holanda, la de la Sra. Botín. Huelga hablar de la vagina teutona de la Sra. Merkel. LA ÉLITE NO TIENE SEXO, eso queda para el pueblo.

    – Y ¿qué hacemos con nuestras madres machirulas?. Es tan grande el número que no podemos obviarlas. Esas que inconscientemente y por lo tanto, sin ninguna culpa, dejan salir a su hijo varón hasta las 5 de la mañana, mientras que la niña tiene que estar en casa a las 12, no vaya a ser que «me la follen», como si ella no tuviera capacidad para decidir si desea o no desea ser follada a las 6 de la tarde, en horario infantil.

    Por lo tanto, reconciliémonos las gentes del pueblo llano. Amémonos y respetémonos los unos a los otros. Aceptémonos sin reservas tal y como somos TODOS. Entendamos el género como una mera necesitad natural para el intercambio de material genético, el sexo como un placer siempre venga de donde venga. El «machirulismo» como algo estético y sin maldad. Y luchemos contra los que nos intentan dividir diciéndonos que este es un machirulo y aquel un maricón, y que por lo tanto, como los israelíes y los palestinos, lo nuestro no tiene solución.

    Un beso!!

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    • Borja DF dice:

      ¡Hola Beatriz! Primero, gracias por leerme, por supuesto. Vaya comentario más largo, aquí hay mucha tela para cortar. Intentaré responderte punto por punto, a ver si lo consigo. Ya te adelanto que no estamos muy de acuerdo, jeje. Espero no sonar muy borde, es lo que tiene la palabra escrita, que se puede interpretar de muchas maneras. Te agradezco el feedback 🙂

      – ¿Observo quizá un cierto recelo o resquemor, un no sé qué, hacia la heterosexualidad, que crece con el tiempo? No hay nada de malo en ser un machirulo. Como todo, es respetable mientras el machirulo no increpe o agreda al maricón (permíteme utilizar esta expresión ya que me parece equivalente a machirulo en lo potencialmente despectivo) o a cualquiera, ni de palabra ni de obra. Cada uno es como es y todos nos merecemos el amor y la comprensión de los otros.

      Sí, observas bien: hay cierto resquemor (yo lo llamaría desconfianza) hacia la heterosexualidad entendida como norma. Machirulo es un adjetivo inventado por el feminismo como respuesta a otros usados tradicionalmente por el poder dominante para ofender a colectivos discriminados: puta, maricón, marimacho, negrata (no sé cómo traducir el inglés nigger), gordo, travelo, sudaca… Por eso, sí que creo, desde mi perspectiva, que tiene mucho de malo. Sí que acepto que podría haber una distinción: no todos los heterosexuales son machirulos, pero todos los machirulos son heterosexuales. Es una manera de reaccionar, pero hay una diferencia clave: a un maricón sí que le puede ofender que le llamen maricón, porque es aceptado socialmente que es un insulto, mientras que machirulo se mantiene en un estatus de insulto minoritario que, lejos de ofender a los que debería, se ríen de él. En mi caso (nunca se me ocurriría hablar en nombre de todos los maricones), si un maricón me llama maricón, entiendo lo jocoso de la situación.

      – Dices que el negro puede llamar al negro, negro; y el maricón al maricón, maricón (qué lío!); pero no el blanco, negro al negro y etc. Yo opino que el día que el maricón pueda llamarle maricón al hetero y puedan hablar de berberechos y vergas mientras toman un café y son súper amigas (creo que en algunos sitios ya pasa) habremos triunfado: vivir las cosas con total naturalidad hará que incluso los votantes de base del PP las vivan con naturalidad con nosotros. Basta de divisiones, todas somos hermanas.

      Las divisiones no las hemos creado nosotros. Están creadas desde la propia organización social, y esta es, indudablemente, masculina, heterosexual, blanca y poderosa económicamente. De todas formas, en castellano llamar negro a alguien no tiene connotaciones negativas, mientras que en Estados Unidos hay que tener cuidado (aquí entran razones históricas muy diferentes a las de España). Yo he vivido el que un hombre heterosexual me llame maricón en plan buen rollo pero que también se le escape la risita nerviosa porque le parece una transgresión ser así de enrollado.

      – Cuando dices: «si te molesta, dale una vueltita a tus putos privilegios y luego hablamos, machirulo» me parece que obvias una cuestión fundamental que nos ha hecho humanos: todos estamos en el mismo barco. El 99,9% de los machirulos no posee ningún privilegio. Christine Lagarde, posee muchísimos más privilegios que cualquier machirulo de a pie además de una hermosa vulva. Sin entrar en un análisis profundo sobre la libertad (sobre todo de la libertad de poder elegir ser o no ser un machirulo), no se puede culpar al machirulo medio de ser un machirulo medio, ya que él es simplemente el resultado de una «sociedad machirula» en la que hay muchas mujeres responsables (vale que no tantas como debería, pero las hay y lo que hacen es trincar como los machirulos y llevárselo calentito). No en vano, a parte de la ya nombrada vagina de Christine Lagarde, en el board of directors del Club Bilderberg contamos con las ilustres vaginas de la Reina Sofía de España o la de la Reina Beatriz de Holanda, la de la Sra. Botín. Huelga hablar de la vagina teutona de la Sra. Merkel. LA ÉLITE NO TIENE SEXO, eso queda para el pueblo.

      Por privilegio no me refiero a ser rico ni tener poder político. Me refiero a que hay ciertos atributos de nacimiento que te otorgan ventaja: ser hombre, ser blanco, ser heterosexual, occidental, de clase alta… te otorga una serie de privilegios “naturales” que no estaría mal que nos revisáramos. Consciente de ello, yo intento trabajar día a día en controlar, revisar y renunciar a los míos, porque veo absurdo que se me dé prioridad por tener pene. Leí por ahí una definición de privilegio que me gustó: “Privilegio es todo aquello que crees que no es un problema porque no es un problema para ti personalmente”. De ahí que haya mujeres poderosas que renieguen del feminismo, por ejemplo, o que se extienda la creencia de que por existir el matrimonio igualitario la homofobia ha dejado de existir o que la mayoría de los hombres se sientan atacados por el feminismo. Por otro lado, y no quería explicar esto, lo de “puto” puede sonar fuerte, pero es un recurso estilístico que he robado a uno de mis grupos musicales favoritos, los Chico y Chica. Si ha sonado feo, lo siento. 🙂

      Respecto a las mujeres poderosas: faltaría más que viviendo en 2015 no las hubiera. Pero eso ni significa ni que no haya techo de cristal ni que sea igual el acceso al poder de unos y otras. En este aspecto, recuerdo un artículo con galería incluida de Vanity Fair sobre la reelección de Dilma Roussef como presidenta de Brasil. El dato es escalofriante: de 194 países, 15 están gobernados actualmente por mujeres. La primera presidenta en todo el mundo fue en Sri Lanka en 1961, y desde entonces solo ha habido 61 presidentas. Países como EEUU, España, Francia o Italia nunca han tenido una mujer presidiendo (y, en el caso de España y EEUU, que conozca, ni siquiera una candidata con posibilidades).

      http://www.revistavanityfair.es/actualidad/articulos/beyonce-dilma-roussef-presidentas-primeras-ministras-mujeres-mundo/19767

      – Y ¿qué hacemos con nuestras madres machirulas?. Es tan grande el número que no podemos obviarlas. Esas que inconscientemente y por lo tanto, sin ninguna culpa, dejan salir a su hijo varón hasta las 5 de la mañana, mientras que la niña tiene que estar en casa a las 12, no vaya a ser que «me la follen», como si ella no tuviera capacidad para decidir si desea o no desea ser follada a las 6 de la tarde, en horario infantil.

      Por supuesto, esas madres machistas son víctimas de un sistema y un tipo de educación. Yo no soy nadie para decir qué hacer con ellas. Ser inconsciente de algo no te hace no culpable de algo, en cualquier caso. Ejemplos cercanos: Isabel Pantoja y Cristina de Borbón aseguraban que no sabían que estaban delinquiendo, pero lo estaban haciendo, al parecer. Sé que es un ejemplo extremo, no sé si me explico.

      Por lo tanto, reconciliémonos las gentes del pueblo llano. Amémonos y respetémonos los unos a los otros. Aceptémonos sin reservas tal y como somos TODOS. Entendamos el género como una mera necesitad natural para el intercambio de material genético, el sexo como un placer siempre venga de donde venga. El «machirulismo» como algo estético y sin maldad. Y luchemos contra los que nos intentan dividir diciéndonos que este es un machirulo y aquel un maricón, y que por lo tanto, como los israelíes y los palestinos, lo nuestro no tiene solución.

      Ojalá pudiéramos usar machirulo entre risas y en paz y armonía, pero de momento creo que es imposible. Tampoco estoy de acuerdo con lo de aceptarse tal y como somos: yo no puedo aceptar a Marine Le Pen, ni a Belén Esteban, ni a Mariano Rajoy, ni al nuevo presidente griego, ni a los machistas, ni a los homófobos… Me da igual que sean así, si son así, está mal y tienen que cambiar. Y precisamente en nuestra mano está intentar conseguir que sea el «pueblo llano» el que empiece con ese cambio. Sin igualdad (real, no sobre papel), no puede haber progreso para todos. Habrá progreso solo para algunos. Eso es lo que pienso, sin dobleces.

      Un beso!!

      Gracias por propiciar el debate, Beatriz ¡Un beso para ti!

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