Quiero ser mongolo, pero llego tarde.

Ayer, después del trabajo, fui raudo y veloz a la FNAC de Triangle para comprar Mongolia, la nueva revista de humor sin mensaje alguno que aparece en un momento bastante complicado para la prensa física. Mi gozo en un pozo: estaba agotada. Entre prontos, holas, marieclaires, vanidades y demás revistas, quedaba un hueco enorme. Y … Seguir leyendo