El cocido madrileño
Soy de buen diente, disfruto comiendo y casi todo me gusta. Pero tengo paladar proletario o algo así, porque lo que más me gusta son los platos bastos, de esos que te piden una siesta después, que te dejan del revés. Mis orígenes gallegoleoneses me han acostumbrado desde pequeño al botillo, una delicatessen culinaria berciana solo apta para estómagos valientes y/o oriundos y familiares del Bierzo, una de las comarcas españolas más guays, divertidas, completas y fascinantes. Pero hoy la cosa va de Madrid y su plato estrella dentro de su desconocida y no muy reseñable gastronomía: el cocido madrileño.
Un plato simple, fácil de hacer, barato y muy efectivo. Su versión maragata (en la que los vuelcos se comen al revés, de la carne a la sopa) también me fascina, pero cuando la tomo suele ser en algún restaurante de Astorga y nunca tengo un sofá cerca donde reposar, así que lo recuerdo como un exceso envuelto en pesadillas y malestares. La madrileña, la clásica, va de menos a más: primero un platito de sopa con un par de fideos, después garbanzos con repollo, patatas y zanahoria (a lo que mi madre añade como acompañamiento una deliciosa y simple ensalada a base de cebolla, tomate y mogollón de aceite) y finalmente las carnes, mi parte favorita, en la que cabe prácticamente cualquier cosa. En mi casa nunca falta oreja, pies de cerdo, panceta, gallina, morcillo, chorizo (del Bierzo, los mejores chorizos de todo el mundo) y un surtido de huesos que nunca sé de dónde vienen. Luego hay añadidos ocasionales, como el codillo o la morcilla, que siempre son bienvenidos. Se me hace la boca agua al escribirlo. Otra de las maravillas del cocido es que sus sobras son altamente aprovechables: croquetas, caldos, ropa vieja… alguna vez he utilizado el surtido de carnes para acompañar una pasta heavy metal.
Todo esto viene al caso por algo: el pasado 17 de febrero comenzó la II Ruta del Cocido Madrileño, un concurso en el que el pueblo es juez y que selecciona el mejor cocido de la región. Varios restaurantes de la capital y de otras localidades de la región se han adherido a la acción, y los comensales que pidan cocido en ellos podrán dar su voto mediante una cartilla que cada restaurante tendrá que sellar. La lista de los restaurantes y el precio de los menús está AQUI. Además, los comensales que tengan más de dos sellos podrán optar a premios tan jugosos como su peso en aceite, garbanzos, vino o café, ¡todo un lujo! Por su lado, los restaurantes también recibirán premios, en cinco categorías:
1. Premio al Mejor Cocido Madrileño
2. Premio al Mejor Caldo de Cocido
3. Premio a los Mejores Garbanzos
4. Premio al Mejor Vuelco de Carne y Embutidos
5. Premio al Cocido más Innovador
La ruta durará hasta el 31 de marzo, y no pasaré por Madrid hasta abril, por lo que moriré de rabia. No podré degustar los esmerados cocidos de todos estos restaurantes, y hasta el invierno que viene no lo probaré otra vez, que con los calores de la primavera y el verano puede darte un jamacuco tanta grasa junta. Aunque siempre puedo acercarme a la Casa de Madrid en Barcelona (gracias Barcelonés por descubrirme esto), que el primer sábado de cada mes (de octubre a mayo), sirve esta delicia en la Ciudad Condal.
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Como buena gallega, se entiende ese estómago valiente 😉
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