#PrimaveraSound Día 1: No era para tanto

Aprovechamos la mañana para hacer la compra, ver la expo de This is not a love song y desayunar bien y descansar. Empaquetamos las tarjetas de madera de Jarapa Jarapa, nos enfundamos nuestras Jarapa Jarapa y nos metimos en el metro, donde había gente borracha cantando cosas tipo clavelitos que PUAGH.

Llegamos pronto, a las 18:30, sin un plan marcado. Me perdí nada más entrar y estaba desorientado y decidí acercarme al RayBan Unplugged, ya que no podría ver a Sean Nicholas Savage más tarde, por lo menos lo vería en pequeño. Menos mal que me encontré a Jose y pudimos sentarnos tranquilamente en primera fila. Muy divertido: él con unas pintajas como de Bowie en el 79 con traje beige grande y camisa blanca y manchas de cerveza y bigotillo rubio acompañado de un teclista/chapero que tocaba y cantaba sin dejar de mirar a Savage, como hipnotizado por su carisma. Un lujazo.

De ahí, nos cogimos uno de esos Minis que te llevan al escenario grande porque según nos habían dicho iba a estar lejísimos. Para que nos llevaran nos tuvimos que hacer una foto. El conductor nos contó que no les controlaban nada y que cuando les apetecía hacían parada para pitiflai y charleta y que daba igual. No me quiero imaginar el horror de llevar a gente por la noche.

Tras comprobar que el drama de las distancias no era real, llegó el primer drama REAL para mí. Muchos de mis amigos tienen entrada VIP y tienen una zona especial con hamacas y cervezas a precios de risa a la que no puedo entrar pero que a ellos les viene fenomenal entre conciertos. Así que nada, separados por una valla y llorando. Y el segundo drama, los precios. Hasta los guiris flipaban con las cervezas a 5 euros. Una sobrada muy gorda, el año pasado costaban 4.

Hicimos tiempo para Tame Impala, un grupo que al parecer para la Rockdelux es la raja, pero que a mí ayer me parecieron una versión 2013 de Kula Shaker. Como psicodelia facilona. El comentario general: qué chulos los visuales. Vamos, que ni fu ni fa. Nos reecontramos con gente que llevábamos años sin ver, y todos más majos y más geniales que antes. Un placer. Este es el año que más gente conozco por aquí, ha venido todo dios.

Caminamos a la otra punta (no llegó a 20 minutos) para Jessie Ware, que sonaba muy bien y que cuando hablaba demostraba que en realidad es una bakala pero muy elegante. Más reencuentros, saludos fugaces y hueás. No vimos el concierto entero porque empezaban The Postal Service, que estaba petado pero menos de lo esperado y que empezaron con mi canción favorita de ellos, The district sleeps alone tonight. La gente pedía hits y ellos decidieron dedicar parte del set a canciones nuevas que casi nadie disfrutó. Y las clásicas muy bien. El sonido era perfecto y la hora también. Y el cantante se ha quedado en el chasis.

Ya habíamos cenado y no teníamos nada que ver, así que nos sentamos, nos contamos confidencias y esperamos al otro plato fuerte de la noche, Phoenix. Ahí yo ya estaba que no estaba y lo disfruté bastante. J Mascis de Dinosaur Jr se les unió al final del concierto.

Quedaba mucha noche, pero decidí que es mejor no castigarse demasiado y me fui a casa. Ahí empezó una odisea de nitbuses que no llegaban, tranvías a ninguna parte, calles desiertas y taxis salvadores.

Buen comienzo, con calma y sin agobios. Todavía queda mucho por ver, encontrarse a gente y disfrutar y enredar. Ni siquiera me pasé por el mercadillo, y eso que ya tengo echado el ojo a alguna cosilla. A ver qué tal se da hoy.

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