Una semana: Travestis. Libros de recetas. Botiga i Galeria.

Una semana da para mucho. No tengo ninguna intención de relatar cada cosa que hago, ni mucho menos, pero hace un par de fines de semana asistí a tres eventos que me apetece comentar. Porque cada uno es de su padre y de su madre, porque me sale del moño y porque me arreglaron la semana en lo que a hastío se refiere. Una especie de reactivación otoñal.

Todo empezó el sábado 5, con la fiesta Pamela. Actuaba La Prohibida y, como cada vez que viene, había que ir a verla. Estuvimos bebiendo en una casa de previa, viendo el mash-up de Miley/Sinéad, ojeando libros de reciente publicación, comentando Arcoiris… Y para allá que nos fuimos. La Prohibida salió en el ya mítico columpio del Cabaret Berlin, dijo una frase tipo: «ya verás cómo me dais el concierto con los putos globos» (había muchos, demasiados globos volando por la sala) y se puso a cantar y efectivamente le dimos el concierto con los globos, que ella iba explotando sin piedad con sus tacones. Muy divertido, como siempre. Bailamos un poco pero la noche acabó fatal, no sé si volveremos a esa fiesta ni a ese club. No entraré en detalles, pero aconsejo a los organizadores de fiestas en general que controlen menos lo que consume el público y más lo que consumen los encargados de seguridad. Hubo violencia y todo. Lo que bien empezó, acabó como el rosario de la aurora boreal. Vamos, que BLUFFFFF y TERROR en la ciudad.

 

El domingo tuve que dedicarlo a la contemplación y al enrede personal, al sofá y los escarceos, a la nada y a todo. Además, el lunes, de sopetón, teníamos otro evento. Esta vez eventazo, que ya anuncié por aquí. Mónica Escudero, gran periodista, gran cocinera, presentaba A Vueltas con la Tartera, su libro de recetas para impresionar en la oficina con tu comida. La presentación no podía tener mejor pinta: Mikel López Iturriaga a.k.a. El Comidista, Carlo Padial y Didac Alcaraz se encargaban de los discursos, Moritz del alpiste y los asistentes que quisieran, de traer tortillas de patatas para un concurso popular. Todo en la Casa del Libro de Rambla Catalunya, que es espectacular, con su jardincito interior y todo. La presentación fue graciosísima, con un Mikel convertido en cómico profesional hablando de vivencias comunes con la autora e incluso levantándose y preguntando al público. Después Padial y Alcaraz improvisaron un poco, saliendo del paso y aplaudimos y a comer/beber. Poco acostumbrados a las presentaciones en sitios tan finos, no contábamos con la presencia de la tercera edad, en la que vimos claramente nuestro espejo del futuro como buenos asistentes a eventos. Cuando se dio el pistoletazo de salida para catar las tortillas para poder votarlas después y se abrieron las neveras de las cervezas, los ancianos se hicieron fuertes y ocuparon rápidos la primera fila. Muy bien por ellos, añado yo. Nosotros salimos con nuestra Moritz a fumar entre las palmeras y al final pudimos probar un par de tortillas que estaban bien ricas. La ganadora resultó ser una chica india, curiosamente. Mientras, Mónica no paraba de firmar y firmar y hacerse fotos y recibir abrazos y besos. Y es que el libro es una delicia, desde la presentación (viene dentro de un tupper) hasta el estilo con el que está escrito, sencillo y ameno. Con bien de consejos.

Uno nos llamó modernos al día siguiente

Uno nos llamó modernos al día siguiente

Unos días más tarde, el jueves, tocaba quedarse en el barrio, algo poco habitual. En el Raval no hay estrenos, ni inauguraciones. El caso es que se estrenaba Wa’kü, una Store&Gallery. Nunca entenderé esta bobada de coger y plantarte un apéndice en inglés con lo fácil que hubiera sido Tienda y Galería o Botiga i Galeria o con un + en medio o lo que fuera. Igual han hecho estudio previo y resulta que les van a comprar más extranjeros y así todo se entiende mejor. NO LO SÉ. El espacio, en el Carrer de la Lluna, es pequeñito pero acogedor, con paredes de piedra y todo un poco apelotonado pero a la vez muy pulcro. Además de tener una bisutería chulísima, venden Ätakontu, y sólo por eso ya mola que este local haya abierto. Ätakontu es una marca vasca que hace ropa excesivamente bonita. El evento se petó, nos encontramos con amigos y vecinos, y acabamos en un bar de viejos viendo las noticias de Antena 3.

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