Lo de Uma: cronología del mal y del bien
El miércoles, en un arranque de disciplina, hice la sección semanal de links comentados y pasé por un tema que al final ha acabado siendo una cosa que va mucho más allá de la simple atención mediática. Pasé, sí, pero rápido y enlazándolo con otras cosas. Como no, el tema era Uma Thurman. Pero no ella, ni siquiera su cara, sino cómo los medios y la Internet reacciona ante lo diferente, su poca capacidad para reflexionar ni dos segundos ante cualquier hecho, pues lo que prima y lo que da clicks y dinerito y caché y visibilidad es la reacción inmediata, el chascarrillo ingenioso, el ataque fácil y la opinión e información desde una sola perspectiva.
Bueno, ya sabemos: el fin de semana tuvo lugar en Nueva York la premiere de una serie de la NBC, The Slap. Una serie, por otro lado, que pinta muy bien: todo el conflicto que plantea, por lo poco que he podido ver, surge cuando un adulto da un bofetón a un niño en público. Una idea de origen muy potente y que da lugar a muchas perspectivas, opiniones y reflexiones sobre la ética, la educación, la crianza de niños y las normas. Y con un casting bastante guay.
En esa premiere estuvo una de sus protagonistas, la gran Uma Thurman, que es muy ídola por aquí. Pero algo fallaba en ese photocall… ¿Quién era esa mujer? ¿Dónde se había escondido Uma? La reacción no es preguntar, o esperar a que alguien (ella, su representante, algún directivo de la cadena, whatever) se pronuncie, ni siquiera la reacción es la NO reacción. No, lo que parece proceder es el ataque: que si ella ya no es ella, que vaya cristo se ha hecho en la cara, que si qué obsesión por las operaciones… Todo esto, por supuesto, sin hacer una mínima mención a las terribles normas que impone el show business en Estados Unidos (y en otros lugares, sí, pero en Estados Unidos todo más a lo bestia).
Esto saltó el martes, y el miércoles, cuando llegué a la oficina, vi que era noticia de portada no en uno, sino en dos periódicos (de los que había en la oficina, no estaban todos). De 20 Minutos no me sorprende: es un periódico gratuito y tiene sus propios códigos: poco análisis, noticias que llamen la atención del dormido lector, imágenes impactantes y un poco de sensacionalismo diario para comentar en la hora del café. Pero La Vanguardia, un periódico en principio serio, la foto del antes y el después de Uma ocupaba casi un cuarto de la portada junto a la guerra de Ucrania, los líos de Unió y CDC, las orgías de Strauss-Kahn o el sueldo del rey. Eso sí, añadían el titular de un artículo de opinión que hablaba de lo agobiante que es tener que ser siempre joven. Y, en el pie de foto, antes y después de «pasar por el quirófano».

«Se llama Uma Thurman, pero ya no es la misma» Es una replicante.
Parece que en Catalunya esto de Uma ha impactado mucho, porque ese miércoles otros dos diarios editados aquí también consideraban que era tema de portada (en ningún medio más lo fue, aquí todas las portadas de ese día), aunque no tan importante como para La Vanguardia, que le dio algo más de espacio. El Periódico de Catalunya (el de Extremadura y el de Aragón, de la misma editora, no) y Ara cayeron.
Seguimos: a través del Facebook de Mongolia me cruzo con una página interior que en El Periódico dedicaron a Uma Thurman que da buena cuenta de la calidad periodística de la que estamos hablando.

«Pongamos que es un gráfico, que así queda más creíble»
Como parte de la promoción de The Slap, Uma Thurman se dejó caer por Today, el show mañanero de NBC. Fue entonces cuando saltó la liebre y el giro de guion de esta historia se transformó en una bofetada que nada que ver con la de The Slap. Uma apareció con su cara, la de siempre (bueno, la de siempre para una vieja hollywoodiense, una anciana de 44 años que necesita cirugía y ser joven y hacer de treintañera porque las mujeres de 35 a 70 años NO existen). La presnetadora, de manera muy educada, le sacó el tema y ella respondió con humor, explicando que parecía que no había gustado su maquillaje y que ya está acostumbrada a los ladridos de la prensa. Terminó con un perfecto WHATEVER, que no hace más que certificar que Uma está a gusto consigo misma, que es una mujer inteligente y que así va la cosa ahora. La cosa es que hasta su maquillador ha tenido que explicar que estaban probando cosas nuevas (¡MIEDO! ¡PELIGRO! ¡EXPERIMENTO!).
Yo seguía flipando con La Vanguardia, así que me metí en su web a ver qué decían. Resulta que ahora, más que rectificar, contaban que era cosa del maquillaje y que pelillos a la mar, que era una «curiosa historia», porque ahora ellos dedican sus portadas a las curiosidades, pero las noticias relacionadas, solo con los titulares, daban buena cuenta de la caña que habían metido a la actriz, hablando de trastornos, nuevas caras y «efecto Zellweger», que también tiene tela.

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Los dos medios generalistas más grandes de España también dedicaron espacio al tema, con diversas opiniones que imagino que generaron millones de clicks. Por ejemplo, aquí decían que todo había sido una tomadura de pelo de Uma Thurman, redirigiendo la culpa a la víctima del escarnio como si nada. Todos cayeron. Bueno, no todos. Barbijaputa, sin ser yo nada de eso, se merece muchos aplausos aquí. Y menos mal, y ahora voy a barrer para mi terreno, que apareció S Moda para poner un poco de cordura al asunto, resumiendo en 5 claves el injusto juicio a la cara de Uma Thurman. Un artículo de Noelia Ramírez y Beatriz García que me da que va a ser recuperado bastantes veces en el futuro, porque esta no es la primera, claro, pero fijo que no será la última vez que una actriz (o mejor, que una mujer) sea atacada por poner remedio a aquello por lo que es atacada. Nada puede estar bien para ellas.