Dos mujeres

Mañana ya no habrá campaña electoral. Habrá un día de tranquilidad, de pensar, de ilusionarse. En las últimas elecciones municipales se castigó a un gobierno central ineficaz que fue poco honesto y decepcionó a muchos votantes (muchísimos, 11.289.335, el presidente con mayor número de votos de la Historia) que, por no pensar o no liarse demasiado, votaron en masa al otro partido para sus ayuntamientos y comunidades, como si tuvieran tanto que ver las acciones de un gobierno central con la de una localidad de 20.000 habitantes. Ese día fatídico de 2011 arrojó unos resultados muy azules en toda España que algunos no quisimos predecir, pues solo una semana antes la gente había tomado las plazas y se olía futuro y hartazgo.

Cuatro largos años después, la cosa es diferente: los que podían liderar el cambio a ambos lados del espectro han quedado algo desdibujados (unos más que otros) por la aparición de gente nueva que ha aprovechado un hueco, un nicho, que muchos no han querido ver en lo que ya estaba. Tanto IU como UPyD han sufrido sangrías internas de transfuguismo y en las encuestas. Una pena, sobre todo por IU, que tampoco está excesivamente preocupada porque ha toreado en plazas mucho peores (sin ir más lejos, en 2008 tuvo solo 2 escaños en el Congreso de los Diputados).

Dos mujeres han puesto cara a la ilusión y al cambio, a Lo Nuevo, en las dos ciudades más grandes del país. Y lo han hecho con campañas sinceras y humildes (en lo económico, sí, pero también en lo personal, sabiendo que se enfrentan a tareas muy importantes). Ada Colau y Manuela Carmena son la cara de mucha gente que hace 4 años estaba enfadada o deprimida y hoy puede vislumbrar un pequeño atisbo de ilusión y esperanza, se han puesto enfrente de grupos muy diversos pero con intereses generales comunes que prometen, ante todo, intentar hacer las cosas de otro modo. Esto es muy importante, porque si llegan a gobernar lo tendrán difícil y no sería raro que decepcionaran a unos cuantos, pero siempre será mejor haberlo intentado que seguir cayendo por el agujero sin ni siqueira romperse las uñas intentando escalar.

Dos mujeres que han movilizado a dos ciudades desde lugares diferentes y de maneras diferentes.

Manuela Carmena era bastante desconocida para el mainstream cuando fue elegida candidata por Ahora Madrid, a pesar de su amplísima carrera a favor de los Derechos Humanos y como jueza, luchando por la igualdad y la justicia social. Una figura histórica de esas que no aparecen, pero que muchos saben que estuvo ahí y se lo agradecen. Su mezcla de sabiduría, experiencia y ternura por ser una especie de abuela sassy ha tenido una respuesta increíble por parte de muchísimos colectivos que no han dudado en ponerse a su servicio en ocasiones de manera espontánea. Madrid es una ciudad dificilísima, donde el Partido Popular se ha instalado permanentemente, donde sus ciudadanos votan por inercia y en la que el pasotismo de los jóvenes antes las instituciones es más que evidente. Siguiendo con esa juventud, que crea ciudad y la hace ser lo que es, un lugar divertido y espídico, hay que tener en cuenta que es un grupo muy diverso con un porcentaje importante de gente que no vota en Madrid porque está estudiando o lleva poco tiempo y no está empadronada. Como bien explica Diana Aller en este post, Manuela Carmen ha inundado los timelines de muchos con dibujos, proclamas y acciones que, en mi caso, contemplo con satisfacción. Sin embargo, me da un poco de miedo que sea un capítulo más de «en mi vida esto es TT, pero en el mundo NO». En cualquier caso, es un gusto ver cómo se han volcado los ciudadanos y el mundo del diseño y la ilustración para crear una campaña social con auténticas obras maestras.

Ada Colau, sin embargo, sí que era conocida por el mainstream cuando fue elegida candidata de Barcelona en Comú. Fue durante muchos años un grano en el culo de las instituciones barcelonesas y también portavoz de la Plataforma de afectados por la Hipoteca, por lo que su presencia en medios nacionales ha sido muy frecuente. Probablemente sea su celebridad la que tire para atrás a gente a la hora de votar, pues los personajes mediáticos, por el hecho de serlo, parece que no pueden tener fondo ni ser de verdad. Sin embargo, Ada Colau ha mantenido un discurso muy coherente durante años y es la candidata perfecta, que conoce las instituciones y a la ciudadanía por igual y a la perfección. Su apoyo popular, a primera vista, no parece tan masivo e ilusionante como el de Carmena, ha generado menos acciones espontáneas y ha hecho un trabajo de barrios y asambleas que, si no sigues el proyecto con interés, no encontrarás en los medios. Así que se da una situación opuesta a Carmena:  Colau ha pasado de ser reclamada por cualquier tertulia y cualquier medio a ser casi ninguneada por la oficialidad una vez que la posibilidad de que llegue al poder sea real, mientras que Carmena era una semidesconocida que los medios se rifan ahora por su magnetismo y sentido común. El mapa político de Barcelona, además, poco tiene que ver con el madrileño: aquí ha habido un régimen del PSC durante muchas décadas que acabó tras el castigo a Zapatero, sí, pero a favor de CiU, el PP de aquí. Un ayuntamiento acostumbrado a las mayorías simples, a los pactos y acuerdos puntuales, con al menos 5 partidos representados y donde el diálogo y la negociación es lo habitual. De este modo, Ada Colau lo tendrá difícil para luchar contra lo establecido, pero fácil para presentar propuestas y negociar. Por último, ella también ha recibido el apoyo gráfico y pop que todo político nuevo y moderno se merece, pero la obra es algo más escasa que la de Carmena y menos centrada en su imagen y más en las propuestas y la actualidad.

juanjo

Dos mujeres, Carmena y Colau, Ada y Manuela, que nos representan. Que han dibujado un boceto de futuro que muchos deseamos y que no creíamos que fuera posible. Dos mujeres que esperan que levantes el culo el domingo y votes. Dos mujeres que han prometido que si lo hacen mal o no pueden hacerlo se irán, porque no están interesadas en el poder personal. Dos mujeres inteligentes, simpáticas, intachables y serias que, desde luego, son mejores que lo malo conocido.

Recordad: hasta 2019 no podremos volver a elegir quién va a gobernar nuestras ciudades. 2019.

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