Hacer el bien (en internet)

Hay muchas formas de activismo. En los 70 estaban muy en boga los happenings y las performances, por ejemplo, formas de arte y de protesta que eran muy pintonas pero, que a la postre, eran también elitistas, intelectuales, de privilegiados para privilegiados, que olvidaban el poder popular y la verdadera opresión. La forma más clásica, por su longevidad, efectividad y vigencia, es la manifestación y la presión en la vida offline, ya sea en forma de escrache, de concentración o de minuto de silencio. También puede protestar uno solo cambiando su estilo de vida: dejando de comprar ropa manchada de sangre, consumiendo productos con conocimiento de su procedencia, dejando de comer carne. Una revolución enorme en lo personal, no lo dudo, pero algo inane a la hora de contribuir a que cambien las cosas, porque los cambios, irremediablemente, tienen que venir de una colectividad y no de una individualidad. En el presente, no necesitamos hace performances para llamar la atención de los medios. Ni siquiera es necesario salir a la calle a quemar nada. Y podemos seguir sin comprar ropa fea y convertirlo en acto político. Desde la comodidad de nuestro sofá se vuelve cada vez más eficaz el activismo online, para muchos inválido, pero que está haciendo mucho más de lo que parece. Lo ideal, en cualquier caso, es combinarlo todo, que no es incompatible escribir una soflama en un grupo de Facebook con salir a la calle a gritar y a exigir. Además, la calle tiene esa cosa de la cuantificación: mientras que en internet solo podemos hablar de audiencias, perfiles, clicks e IPs, en la calle se constata el apoyo y las ganas reales. Por eso, no quiero que esta entrada quede como una defensa a ultranza y exclusiva del activismo online, sino como una muestra de que las acciones virtuales pueden ser una herramienta óptima para atacar ciertos temas que, quizá, en la calle no se pueda. Desde internet podemos meter el dedo en el ojo desde el primer pase de un anuncio en TV, analizar la última declaración de un político o debatir en tiempo real con gentes de diversa índole. Es enriquecedor de manera diferente y complementaria a la vida 3D.
El Colectivo ZAS ya ha aparecido por aquí, y seguirá haciéndolo mientras haga cosas chulas. Lo último es un canal de Youtube en el que subvierten los códigos publicitarios reescribiendo los textos de anuncios machistas que se emiten en televisión. Empezaron con los consejines de Bayer para la candidiosis vaginal y han hecho otros dos: de Verti (que creo que es mi favorito, por el lenguaje) y de Lipograsil, donde animan a pasar de adelgazar para gustar y salir con tus amigas a tomarte una birra. Maravilla, ¿no?
Estoy Bailando siempre ha sido guerrillera, pero las últimas hostias de realidad (como esta nueva faceta de Madrid como capital de la agresión homófoba) han hecho que deje de lado cada vez más los temas de gay de manual y la frivolidad y los cachas y tal para centrarse en noticias sobre homofobia y a informar sobre iniciativas relativas al colectivo LGTB* (LGTBQwerty lo llamaban ellos) en lugares de todo el mundo. Yo pasaba por allí de vez en cuando, y de unos meses a ahora se ha convertido en una visita obligada casi diaria, porque además de enterarme de muchas cosas fuertes hacen textos muy entretenidos y ponen gifs que alegran el día. Una de sus últimas movidas fue con este texto sobre la gordofobia entre los maricones. Ahora, además, se han lanzado a producir una webserie junto a Apoyo Positivo en la que se hablará de VIH y ETS, para aportar un poco más de información al tema. Se llama Indetectables y ya hay casting abierto para participar.
En Twitter ha aparecido una cuenta, Territorio de Nabos, que se dedica a auditar la presencia femenina en los festivales españoles, algo que algunos ya hemos hecho pero esporádicamente con festivales concretos. Además, mientras lo que se suele contar es el número de grupos con alguna mujer en sus filas, ellas cuentan el número total de hombres y mujeres que se subirán a los escenarios. Así, por ejemplo, si Garbage está en un cartel, eso serían 3 hombres y 1 mujer. Dan mucho dato (qué me enrolla a mí un buen porcentaje). De momento, van ganando Territorios Sevilla con 79 hombres y 8 mujeres y Alrumbo Fest con 105 hombres y 6 mujeres. Mi única pega, así poniéndome tiquismiquis, es el uso de la palabra nabo, porque tener nabo no equivale, automáticamente, a ser hombre. De hecho, no me atrevería a afirmar que una de las mujeres que tocarán en el Sónar 2016, ANHONI, tiene nabo o no. Porque da igual. Son detalles, pero el trabajazo de conteo está ahí y me encanta.
Feminicidio.net lleva 5 años haciendo una labor que deberían hacer los gobiernos y que solo hacen a medias. Desde la web hacen un recuento súper exhaustivo de los feminicidios que ocurren en España, más allá de los asesinatos machistas ocurridos dentro de parejas o exparejas. Así, ellas incluyen víctimas que las instituciones no reconocen como tales. Además, la web dedica espacio para la Memoria Histórica, el arte, talleres, noticias y diversos tipos de violencias. Un proyecto interesante, sí, pero sobre todo necesario, que corre el peligro de desaparecer. Se han puesto de límite junio de 2016 para recoger apoyos económicos y poder seguir con la tarea, ardua y detalladísima, y refundar feminicidio.net para abrir nuevas líneas de investigación y ampliar su acción geográficas a países americanos. Necesitan 2500 mecenas. Un proyecto por el que vale la pena invertir.
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