Notas sobre Grace of my Heart

La mayoría de las veces, a la hora de consumir productos culturales, actúo por impulso. Y cuando se trata de cosas que ya conozco, más. Con los discos y las pelis (y algunos libros) no puedo explicar cómo funciona, pero creo que suele haber algo que me recuerda a otra cosa (una frase, una canción) y siento la necesidad imperiosa de volver al pasado para volver a deglutir lo que sea. El ejemplo más claro es el primer disco de Elastica, que escucho varias veces al año compulsivamente. Hace poco algo trajo a mi memoria una película que me encantó en su momento (la vi a finales de los 90) y que no paré hasta hacerla mía, encontrando una desastrosa copia en VHS en una tienda, creo, de La Vaguada, en los primeros tiempos del DVD. La peli no es otra que Grace of my Heart, que tiene muchísimos ingredientes que me encantan y que juntos son todavía mejores: música, comedia, años 60 (empieza en los 50 y acaba en los 70), Illeana Douglas, una mujer escribiendo y dirigiendo, Scorsese produciendo, feminismo, una banda sonora perfecta, toques 90s… en fin, una pasada. Creo que la peli no tuvo tanto éxito como merece, porque en 1996 no había Youtube ni programas de descarga ni cuentas de Twitter, pero sí que tuvo su momento en una década en la que el cine indie se abría paso como podía. De hecho, en España se pudo ver en el Festival de Valladolid. La tradujeron, como no, de manera libre: Corazón Rebelde, que nada tiene que ver con lo que se dice en A boat on the sea, la canción que contiene ese Grace of my Heart.
Aprovechando el furor por la peli, por revisitar algo con otros ojos una década después, hablaré en varios puntos de las cosas que me han fascinado. Algo parecido a lo que hice con The Canyons. Retomo mi vena fallida de estudioso del cine, quizá la temática que más borradores ocupa en este blog (tengo una entrada pendiente sobre mi director favorito ever que creo que nunca publicaré).
1. La película es parte de la vida de Edna Buxton, una joven blanca adinerada cuya pasión es la música. Arranca con ella al final de su adolescencia, en 1958, presentándose a un concurso de talentos bajo la atenta mirada de su madre, que quiere que sea una chica de bien. Todo cambia en ese concurso: entre bambalinas conoce a Doris, una chica negra que le abre los ojos. La convence para pasar de la figura autoritaria de su madre y a sacudirse sus prejuicios de clase. En el último momento, Doris y Edna se intercambian los trajes y Edna decide no cantar la canción (decente) que su madre ha escogido para ella, sino una que le gusta a ella y que habla de libertad. Su madre, enojadísima, se va en medio de la actuación de su hija, sin llegar a ver cómo Edna gana el concurso. El premio: un contrato para grabar en Nueva York. Todo esto ocurre antes de que acaben los créditos de inicio. Después, saltamos un año para encontrar a Edna algo perdida en Nueva York, sin terminar de arrancar su carrera como cantante, retomando el contacto con Doris (y, por extensión, con los antros modernos donde los negros iban a divertirse) y pasándolo un poco mal con su vida en general. Todo cambia cuando le presentan a Joel Millner, que ha escuchado sus grabaciones y, a pesar de no gustarle demasiado cómo canta, sí que se queda alucinado con la composición de las canciones. Se asocian: Joel Millner buscará cantantes y pagará los discos, y Edan trabajará como compositora bajo el pseudónimo de Denise Waverly (para ocultar sus orígenes aristocráticos). Comienzan juntos una larga lista de éxitos cantados por chicas negras y hombres blancos. La peli sigue los pasos de Edna/Denise hasta principios de los 70, viuda, rica, triste y saliendo de un pozo terrible haciendo lo que mejor sabe, componer. Y, por fin, compone para ella. En el medio: éxitos, fracasos, abortos, matrimonios, partos, viajes espirituales…

Edna Buxton, una niña bien que no está a gusto
2. Aunque no es ni una biografía ni lo pretende, el personaje de Edna/Denise está inspirado libremente por Carole King, autora de joyas como The Loco-Motion o He hit me (and it felt like a kiss). También hay referencias a otros músicos: el personaje de Matt Dillon me recuerda mucho a Brian Wilson (aunque el final es diferente) y el personaje de Bridget Fonda está basado en Leslie Gore. Este dato lo confirma la propia directora, y Leslie Gore participó en la película, ayudando a componer algunas canciones. Leslie Gore acaba de morir. 😦
3. Grace of my Heart es una película abiertamente feminista. No lo oculta, a veces hasta lo subraya, pero la mayor parte de las veces simplemente se dedica a mostrar situaciones cotidianas en las que la mujer es vilipendiada de manera naturalista. Edna es una mujer empoderada, lista, echada para alante e independiente, pero se ve envuelta en algunas situaciones que la descolocan. Lejos de sermonear, creo que la peli está bien tratada al mostrar las situaciones tal y como son, e Illeana Douglas interpreta muy bien la incomodidad y la sospecha de que algo no está bien. Un ejemplo llega en la primera parte de la película: Edna empieza a salir con Howard, y también empiezan a trabajar juntos. Tras conseguir algunos hits con sus composiciones (especialmente una sobre el aborto de una adolescente), son invitados a la radio, al programa de John Murray, un locutor conocido que es fan de Edna. Durante la entrevista, es Howard el que contesta a todas las preguntas, aunque estas vayan dirigidas a Edna. Y, cuando John pide que sea Edna quien conteste, ella tiene que levantarse y acercarse al micrófono, que está colocado solo para que hable Howard, a pesar de que es ella quien lleva más tiempo trabajando como compositora y triunfando en su profesión. Y así, varios momentos en la película: el reparto de despachos, que se hace según lo bellas que le parecen a Joel sus trabajadoras, el cambio constante de recepcionista, la huída de todos los presentes cuando Edna se pone de parto, la insana relación de Cheryl (interpretada por una perfecta Patsy Kensit) y su marido Matthew (Chris Isaak, guapísimo).
4. Me gusta mucho cómo está contada la amistad entre Edna y Cheryl. Cuando la discográfica comienza a tener éxito y dinero, Joel decide contratar a otra compositora, Cheryl, que viene de Inglaterra y es moderna y liberada. Como un cliché, Edna desconfía de ella, cree que la contratan solo porque es guapa y estilosa y no se relaciona. Tras un par de éxitos de Cheryl, Joel propone que compongan algo juntas para Kelly Porter (el personaje de Bridget Fonda). Reticentes al principio, el hecho de que un tipo les encargue un trabajo que no les apetece hacer (más que por tener que trabajar juntas, por el origen comercial y cursi de Kelly Porter) hace que se hagan buenas amigas, y que descubran que son una fábrica de canciones chulas más interesantes que las que componen con sus respectivos maridos. Joel y Cheryl serán las figuras de amistad constantes en la vida de Edna, y los responsables de activar las palancas para sacarla de los hoyos en los que cae: Cheryl es la que le da el contacto para que aborte y la que, años más tarde, le consigue un trabajo para mantener el ritmo creativo, mientras que Joel es el que paga su primer disco como cantante y el que va a buscarla a la comuna hippie para que retome su vida y su música.
5. Precisamente el aborto es un tema que se trata desde dos perspectivas y sin juicios ni moralinas: primero con el caso de la niña negra que se queda embarazada y que decide no abortar (aunque la historia inspire una canción sobre un aborto) y después con la propia Edna, que se queda embarazada apenas unos pocos meses después de parir y no se ve capacitada para mantener sola a dos criaturas. Normalmente, los personajes que abortan son castigados de una manera u otra, ya sea física o sentimentalmente. En Grace of my Heart el aborto es una experiencia más de Edna. Y, por cierto, se queda embarazada porque no sabe ponerse un diafragma.
6. Según su directora, Grace of my Heart es la primera película en la que una mujer rompe aguas (aunque parece que no es verdad) y en la que se muestra cómo la leche se sale de las tetas durante la lactancia. El embarazo, el post parto y la maternidad están muy presentes y (presiento) bien tratadas, desde diferentes perspectivas: Edna y su madre, Edna y su hija, Edna y su último marido (que es como su segundo hijo)… Siempre, como no, con Edna en el centro, que sale en todas las secuencias. Al ser una ficción total, también tenemos una protagonista que pasa por varios tipos de relaciones sentimentales arquetípicas: el novio con el que se casa porque se queda embarazada y que le es infiel, la relación con un hombre casado que no para de hacer promesas que ambos saben que no va a cumplir y finalmente el amor verdadero pero desquiciado con un hombre menor que ella con problemas de madurez. A todas se sobrepone, con mayor dificultad según el caso, de manera valiente y real.
7. Uno de los pocos defectos que se le pueden achacar a la película es que trata de abordar muchísimos temas y se queda un poco corta, porque no puede dedicar mucho tiempo a todos. Aun así, deja entrever preocupación por algunas claves de aquellas épocas. La raza, por ejemplo, es un tema constante: los bares de música negra, donde surgió por cierto lo hipster (personificado en el personaje de Howard), los embarazos no deseados, la mujer como voz, pero nunca como voto. También se habla de homosexualidad, con el personaje de Bridget Fonda cantando a su amor secreto mientras mira con amor a su compañera de piso. Y de cuestiones de clase, tanto de abajo a arriba, con la niña-madre (tiene su hijo con 12 años) que Edna contrata para cuidar de su propia hija como de arriba abajo, con la propia Edna escondiendo sus orígenes burgueses para poder hacer carrera en el mundo de la música pop, que le lleva no solo a inventarse un pasado, sino a cambiarse de nombre. Y, finalmente, otra de las cosas que aborda que me gusta mucho es la transición que hubo en la música popular: de los grupos de chicos blancos a los grupos de chicas negras, y de los intérpretes de canciones ajenas a los singer-songwriters.
8. Allison Anders forma parte de esa generación de cine indie noventero que arrancó entre Steven Soderberg y Quentin Tarantino. Dirigió uno de los episodios de Four Rooms. Ahora se dedica a dirigir televisión, que parece ser no solo el refugio de las buenas ideas y de la calidad, sino de las mujeres no-actrices. Es curioso cómo cuesta pensar en directoras de actualidad en los últimos 10 años (Sofia Coppola, Mar Coll, Lana Wachowski, Kathryn Bigelow, Isabel Coixet… son las que se me ocurren así en plan top of mind), mientras que da la sensación (igual es por acumulación histórica) de que en los 90 y a principios de los 2000 la cosa estaba algo mejor, que era más habitual. Pienso en Jane Campion, en Nora Ephron, en Chus Gutiérrez, en Agnes Jaoui, en Icíar Bollaín, en Diane Keaton, en Mimi Leder, en Lone Scherifg, en Lisa Cholodenko, en Catherine Breillat, en Jodie Foster…. Me vienen muchos más nombres a la cabeza.
9. La banda sonora de Grace of my Heart es una maravilla de principio a fin. Todas las canciones tienen su aquel, y algunas son obras maestras, como el God, give me strength de Costello & Bucharach, los temas de J Mascis para la banda ficticia de Matt Dillon (que suena a homenaje velado a Pet Sounds), My secret love de Miss Lily Banquet, o las canciones de Kristen Vigard para el personaje de Edna/Denise.