FIRMA INVITADA: Superheroínos (por Ángel Alansbury)

Vuelven las firmas invitadas a Borjalona, qué maravilla. Y otra vez con temas que me encanta leer, pero de los que yo no hablaría, porque no tengo ni idea de universos marvel, héroes, cómics y tramas más allá de algunos blockbusters que he visto. Una temática, en definitiva, que me interesa pero de la que no me siento muy capacitado para hablar. La colaboración de hoy me hace mucha ilusión. Las palabras las pone Ángel Alansbury, que me introdujo en estas cosas de los superhéroes, él mismo es un superhéroe vegano y activista. Y, como colofón al lujo de la colaboración, David M. Buisán nos ha hecho una ilustración (que ilustra la cabecera y el final del post). No puedo estar más agradecido a los dos. Ahora ya me callo y dejo que Ángel nos hable de los superheroínos.

 

SUPERHEROÍNOS

(texto de Ángel Alansbury)

Aunque parece que las adaptaciones cinematográficas aún están empezando a enterarse, en las viñetas cada vez hay más series protagonizadas por personajes femeninos. Además sus papeles son más y más centrales dentro de universos de ficción como el de Marvel.

La última etapa de la serie Mighty Thor, en la que el martillo fue empuñado por una mujer, Jane Foster, ha sido una de las más celebradas por crítica y público. Desde hace unos meses, los tres equipos de la Patrulla-X tienen capitanas femeninas.  Y personajes como la Capitana Marvel, Fénix o la Bruja Escarlata han sido considerados desde hace décadas como algunos de los más poderosos de entre los poderosos.

Jean Grey, Polaris y Kitty Pryde con sus equipos

 

Numéricamente siguen siendo mucho inferiores, claro, y más aún si buscamos superheroínas originales, es decir: no basadas en un superhéroe masculino previo.

Y es que el mundo del cómic estadounidense no es lo que se dice muy arriesgado, así que basarse en personajes establecidos (en su aplastante mayoría hombres) para crear nuevos, ya sea por parentesco, legado o incluso clonación, es una práctica de lo más habitual. Y dentro de ésta, las versiones femeninas son el subgénero por excelencia.

Spider-Woman, Hulka, Batwoman, Super Girl, Ironheart… la lista de versiones femeninas de personajes masculinos es abrumadora. Un usuario de la web ComicVine se dedicó a recopilarlas -informalmente- y llegó a contar 307.

Batwoman, Hulka y (algunas de) las Spider-Women

 

Lo interesante es que también confeccionó otra lista: la de versiones masculinas de personajes femeninos. Y como era de esperar, la cantidad es mucho menor: solo fue capaz de encontrar 20 ejemplos.

De estos 20, si tenemos en cuenta que la mayoría de ellos habitan en universos paralelos, futuros lejanos o que simplemente tuvieron apariciones fugaces, la lista se nos queda en menos de una decena de personajes relevantes. Siendo generosos con el término “relevantes”.

De todas formas, hasta cierto punto, lo importante no es la cantidad y es que es lógico pensar que si muchísimas de las más importantes superheroínas surgen ya de un “cambio de género”, pocos hombres pueden derivar de las escasas heroínas originales que nos quedan.

Lo que sí es importante es el mensaje implícito que estas pocas excepciones, a mi juicio, lanzan sobre la expresión de la feminidad en los hombres.

Hagamos primero un rápido repaso de ellos:

Aunque en el universo de Buffy Cazavampiros (Dark Horse Comics), solo mujeres pueden ser las Elegidas, el adolescente Billy Lane, admirador de las hazañas de Buffy, decide seguir sus pasos y entrenarse para combatir el mal como si fuera una más de las Cazadoras, aunque sin ninguno de sus poderes sobrenaturales.

Billy cazando vampiros con su novio

 

Billy es homosexual y su guionista Jane Espenson lo creó como una forma de incluir a los fans gays dentro la mitología, ya que, según sus palabras, la serie original de TV se había olvidado de ellos.

Billy Kaplan/Wiccan de Marvel cómics heredó los poderes mágicos mutantes de su madre, la Bruja Escarlata y es también homosexual. Curiosamente, su hermano gemelo, que heredó los de su tío Mercurio, es hetero.

Wyld, de DC comics, es hijo de otra hechicera, Raven, y en este caso no es homosexual (tampoco sabemos si hetero) pero sí villano. Es el primer ejemplo de la otra cara de la moneda: si sigues los pasos de una mujer, si tienes sus mismos poderes, si heredas su identidad o vistes parecido a ella, o eres homosexual o eres, directamente, un criminal.

Wiccan y Wyld con sus madres

 

Uno de mis casos favoritos es el de Jade y Obsidian, lxs hijxs gemelxs del superhéroe Linterna Verde y la villana Espina. Ella heredó los poderes de su padre y se convirtió en una versión femenina (e igualmente heroica) de Linterna Verde. Su hermano no heredó sus poderes de su madre, que no tenía habilidades especiales, pero sí sus problemas mentales, que le convertirían también a él en villano. Años después, ya curado, cumplió con la otra parte del cliché y salió del armario.

Obsidian con su hermana Jade y, más tarde, con su pareja

 

Cuando Cat-Man empezó su carrera como ladrón, su modus operandi consistía en imitar el de Cat-Woman para que fuera ella la acusada de sus robos. Su discontinua carrera como villano de baja estofa vivió un revival la pasada década, acercándose más a la figura del antihéroe. Aunque la serie en la que participaba fue cancelada pronto, su guionista, Gail Simone, hizo pública su inicial intención de sacarlo del armario como bisexual de haber podido continuar la historia.

Cat-Man

 

Los siguientes casos son para mí los más interesantes:

En su primera época, antes de comenzar su camino a la redención, Quentin Quire fue un muy interesante villano en New X-Men.

Alumno modelo de la escuela mutante de Xavier, al descubrir que es adoptado comienza a desafiar abiertamente la autoridad de su mentor: “espero que confiéis en que podamos expresarnos sin herir a nadie”, dice mientras lleva una camiseta con la frase “Magneto tenía razón”. Polémica frase si recordamos que Magneto fue el principal terrorista por la liberación (y supremacía) de la raza mutante.

Mientras, en secreto, forma un comando con otros alumnos que matará humanos para vengar el asesinato del artista Jumbo Carnation, gurú de la moda mutante y probablemente el personaje más abiertamente afeminado que se ha visto en la franquicia.

Los uniformes de este comando, por cierto, estaban inspirados en viejas ilustraciones hechas por humanos, en las que se imaginaba la terrible opresión mutante a la que éstos serían sometidos si no se tomaban acciones drásticas para detenerlos. Un claro acto de reapropiación cultural.

No muchos números después conoceremos su futuro como avatar de la Fuerza Fénix, una entidad cósmica que, con esporádicas y anecdóticas excepciones, sólo es huésped de personajes femeninos.

Quentin con otras avatares, femeninas, de la Fuerza Fénix

 

Aunque Quentin es abiertamente hetero (su amada Sophie muere llevando sus poderes al límite para detenerle), no podemos dejar de percibir un cierto regusto de villano queer en su historia de origen.

Finalmente, la historia de Hank Pym es la de uno de los personajes más controvertidos de la historia de Marvel Comics.

Aunque fue uno de los miembros originales de los Vengadores, sus problemas mentales le llevaron a cometer errores fatales como la creación del robot Ultrón, uno de los enemigos más mortales del supergrupo.

Pero la acción más infame que jamás cometió ocurrió cuando, en su constante búsqueda de redención y reconocimiento, programaba en secreto otro robot para que atacase a sus compañeros. Su plan consistía en detenerlo en el último momento y recuperar así la confianza del equipo. Cuando su mujer, Janet, la Avispa original, intentó detenerlo, Hank la golpeó haciéndola caer al suelo.

Aunque el guionista de esta historia sigue defendiendo que todo fue un malentendido entre él y el dibujante (el golpe debía haber sido accidental y mucho menos dramático), esta viñeta quedaría para siempre como una de las más recordadas de la historia del “superhéroe”.

Décadas después, tras la muerte de Janet en acto heroico salvando la Tierra, Hank decide añadir una sexta super-identidad a su ya larga lista (Hombre Hormiga, Chaqueta Amarilla, Goliat, Hombre Gigante o simplemente Hank Pym), reciclándose en la nueva Avispa.

Su nueva identidad duraría poco. Algunas aventuras después, tras crear un hogar para mujeres maltratadas y entender que no llevaba el manto para honrar a Janet, sino para mostrar su culpa, decide en sus propias palabras “vivir sin arrepentimiento” y volver a ser el Hombre Gigante.

«Vivir sin arrepentimientos»

La idea de que un maltratador lleve el manto de la mujer maltratada en un intento de redimirse es sin duda el ejemplo más problemático de esta lista y probablemente uno de los más desafortunados de la larga historia de Marvel comics.

El caso se convierte en aún más grave si sumamos que, apenas un par de años antes, en la editorial rival se nos presentaba a Power Boy, otro spin off masculino, en este caso de Power Girl, que pasa de ser el novio perfecto a mostrar su verdadera naturaleza de maltratador.

«¡No me des la espalda cuando te hablo!»

 

En mi opinión, mientras las editoriales no pierdan su ritmo de creación de nuevas heroínas o, mejor aún, lo aumenten y continúen dotándolas de mayor importancia en los universos Marvel o DC, no creo que haya ningún problema en que algunos hombres gays o bisexuales hereden el manto de alguna de ellas. Es importante destacar que, cuando se crea una versión nueva de un personaje, este no desaparece necesariamente (Spider-Man y las Spider-Women conviven en armonía en las estanterías cada mes), así que la cuota de superheroínas no se resiente de una versión masculina.

Tampoco creo que todas y cada una de estas versiones masculinas deban ser siempre personajes bondadosos y modelos de conducta por defecto o que deban cumplir una serie de normas para tener nuestra aprobación. Pero sí intento reflexionar sobre si todo esto, visto en su contexto, no será una metáfora inintencionada de cómo es percibido, dentro y fuera de los cómics, todo aquel hombre que se atreve a mostrar su feminidad. El viejo (o no tan viejo) cliché de los personajes queer en Hollywood, que siempre ocultaban oscuras intenciones o eran víctimas de terribles destinos, parece encontrar una nueva y sutil vuelta de tuerca en los cómics de superhéroes.

Sentir admiración por una mujer, hacer gala de ello y seguir su ejemplo solo puede ser diagnóstico, al parecer, de enfermedad mental, villanía o, de algo a lo que a los hombres se les ha enseñado a temer aún más: la homosexualidad.

Desde luego no quiero que Wiccan deje de ser gay o de estar orgulloso de su madre. Tampoco me molestaría una buena historia en la que se vuelva malvado. Mi yo del instituto estaría súper emocionado con un adolescente marica cazando vampiros junto a Buffy…

Pero me gustaría probar también algo diferente:

Tormenta ha vuelto a empuñar el martillo de Thor este mismo mes, convirtiéndose así de nuevo en su versión femenina. Tal vez pronto llegue el momento de que sea él quien, sin dejar de ser tan (anti)heroico, hetero y vikingo como siempre, asuma tras algún giro de guion el nombre de Tormenta.

Quizá mostrar a un varonil superhéroe mostrando abiertamente su admiración por sus compañeras, sin miedo a reconocer y honrar el poder de las mujeres y sobre todo sin temor a mostrar su propio lado femenino, sea un mensaje útil hoy en día.

Thor Odinson como Tormenta por David M. Buisán

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  1. […] tiene dos picos: marzo (mes de la mujer) y junio (mes LGTBI). Tengo que agradecer a Ángel por el temazo de los superheroínos y a Begoña Villacís (primera y última vez que le agradezco algo, eh) por hablar de cosas con la […]

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