Algunas cosas buenas
Posted by Borja DF on 17/05/2018 · Deja un comentario
Mientras sigo observando como los borradores y las ideas se acumulan en la página de administración de la página sin un futuro demasiado prometedor, se me ocurre que últimamente hay muchas cosas que me ponen de buen humor. Está directamente relacionado con la llegada de la primavera, que me pone como un avión, me activa, me alegra y me revive. Está claro que de mejor humo uno ve las cosas más dignas y positivas, pero los estímulos son también externos. La vida sigue siendo bastante mierdera y tal, y la actualidad, el país, el mundo no han dejado de ser inhabitables y bajoneros. A veces me dejo avasallar por todo eso. Ahora no tanto, que hace bueno y se pueden hacer cosas. Vaya churro de introducción que me ha quedado, voy.
Juniper Moon. A ver, no ha pasado nada con Juniper Moon, siguen siendo un grupo underground y seminal recordado con mucho amor por unos cuantos, entre los que me incluyo, por hacer canciones muy buenas y chisposas, y en mi caso por el añadido de ser de Ponferrada, que siempre suma puntos. La cosa es que de repente Juniper Moon ha tenido una especie de reivindicación no explícita en dos de los artefactos pop más interesantes de la temporada. Por un lado, los Axolotes Mexicanos, que son claramente los herederos del mood y el sonido de Juniper Moon, han sacado un disco muy de ahora (hola, se llama «Salu2») que tiene una canción muy bonita que se llama Nacida para sufrir en la que cantan una frase de Nevera Exterminadora del primer EP de Juniper Moon que me devolvió a mi adolescencia de una hostia. La frase es «un charco de sangre, tus únicos restos». Plas. Por otro lado, estos días se estrena Looser, la serie de Soy una pringada (hola, ya hablábamos de ella hace eones), que tengo tantas ganas que no puedo contarlo. Y resulta que, aunque la cabecera la haya hecho El Último Vecino (que me aburre una mica, la verdat), para el trailer han elegido A veces sí, a veces no, del único disco largo de Juniper Moon. Dos hechos irrelevantes que son trascendentes para mí. Gracias a las Axolotes y a Esty Quesada.
Barcelona siempre ha sido una ciudad muy gay, con su Gayxample, su Circuit, su orgullo privao con estrellas de discoteca, sus ambientes mezclados, sus zonas de cruising, su mar, su Mar Bella, sus europeos ciclados de visita. Lo que le fallaba un poco a Barcelona es ser un poco más queer, algo que parecía haber perdido pero que tiene en su ADN, con sus travestis del franquismo, su mani del orgullo de 1977 (y primera de L’Estat), Nazario, su lumpen, su asociacionismo…
El Raval se está gentrificando (en Frankie Gallo, la nueva pizzería con música tan alta que tienes que gritar para comunicarte con camareros y compañeros de mesa, la caña está a 3,25€) a la vez que deteriorando (hechos que parecen contradictorios pero tienen mucho más que ver de lo que parece) y en ese escenario está surgiendo, desde hace años, una Barcelona underground, activista, queer y divertidísima. La Casa de la Pradera cumple 7 años, Madame Jasmine está más a tope que nunca, hay bastantes locales alejados de modas y turistas donde uno está más a gusto que un arbusto, hay fiestas periódicas como Uñas y Dientes o Furia Queer que se alejan del discotecón y Mònica Naranjo (ojo, no estoy haciendo de menos, que no se me malentienda), el Freedonia no para de agitar cosas para quien quiera recibir, la mani de l’alliberament es más grande cada año, el Ayuntamiento está apostando por políticas LGTBI reales y sin condescendencia, las bolleras están moviendo muchísimo cotarro cultural y nocturno divertido. Son cosas que noto todo el año, pero que ahora se intensifican y me hacen más feliz. No quiero vivir lejos de mis compañeras de colectivo, no quiero estar rodeado de heteros. Volem un barri queer.
Cuando vivía en Madrid pinchaba casi cada mes en AlLaboratorio con Don’t Eat The Yellow Snow. A veces también pinchaba con las McKenzies y en otros sitios. Vamos, que yo estaba la mar de contento con mis CDs y mis sesiones. Luego me vine a Barcelona y me busqué alguna cosilla, conseguí una en un bar de Gràcia y me salió fatal, rompí un vaso, no vino nadie… un desastre. Así que me centré en otras cosas, como buscar trabajo, casa, crear este blog, hacer amigas nuevas, buscar novio, escribir, enredar y aparqué lo de poner música para que los demás bailen. Hace un mes o así Evripidis (al que debo mucha de mi alegría actual) me dijo que necesitaba a alguien para pinchar en Uñas y Dientes y para allá que me fui con mis MP3 y una maleta llena de sueños. Me lo pasé genial, y a la siguiente me volvió a llamar y más genial todo. Ahora estoy bastante emocionado y ojalá me salgan más cosillas para poner música por la ciudad. Otra alegría al saco, venga.
Una novedad de 2018 es el Sarao Drag de Futuroa, que lo montaron en la zona de fumadores de Apolo un viernes random por la tarde y se convirtió, para mí, en el evento del año. Un concurso queer de variedades, un QUEER GOT TALENT libre y pecaminoso en donde casi todo está permitido. Fuimos, vibramos, gritamos y nos fuimos queriendo más. Y resulta que hay más. El día 26 vuelven a hacerlo. Soy feliz. Mucho. Me gustaría tener talento artístico y menos vergüenza para presentarme, pero el nivel es altísimo.
Mañana mismo hay otra oportunidad para ver Los Objetos Amorosos, una película fantástica. Ya hablé de ella hace un año, contando que sería uno de los eventos de 2017 y así fue. Ha ganado mazo de premios (Sevilla, Madrid, Bilbao, Rizoma, Sicilia, Lisboa) y ahora se proyecta en la red de filmotecas de España. Esta misma noche en Madrid, mañana en la de Catalunya. Más queerismo en El Raval. Yo la vi el año pasado en el D’A, pero volveré a verla mañana, para volver a disfrutarla.
La música siempre me da alegrías, y este año estoy a tope de alegrías. Un resumen muy chusco es que la música hecha por negros siempre está genial y que este año está genialísima. Pero vamos, que el genialismo viene porque lo están pasando regular y eso les ha hecho ponerse a gritar de una puta vez. El disco de Janelle Monae es mito desde YA, mito queer, mito feminista, mito negra, mito todo. Childish Gambino promete, no voy a decir mucho de él que no haya visto nadie. Mi colección favorita del año es, sin duda, Euphorize de Cupcakke, una rapera que es amiga del colectivo, es más bruta que un arao y canta con una fuerza que ya ya. Crayons es un himno desde que se publicó (y tiene una frase que se repite que es muy importante: transgenders are people / so Imma treat’em equal). Y no escatima, que ya ha sacado single inédito. Una cosa loca. Cardi B está tomando el mundo a hostias verbales y con acento del Bronx. Negra y Latina, se puede todo, aunque la white people de allá no lo entienda. Aja ha sacado un EP de aires caribeños canalizando a sus ancestras brujas, llamando al aquelarre drag y reinvindicándose como todo lo que es (hombre, mujer, negra, latina, blanca, drag, rapera, ídola, bella, ICONO). Kali Uchis también se ha salido con su disco.
Y en España no vamos mal, eh. Está la salvajada gitanopop de Soleá Morente, que se ha puesto como las grecas, literalmente, y nos ha regalado un disco raro de flamenco pop con hitazos que se bailan y se sienten. Aunque haya tardado un poco en enterarme, el flechazo con el disco de Las Bajas Pasiones fue inmediato. Todo lo que quiero oír en un grupo que hable de cosas de maricones. Y uno de sus miembros, Trusty, ha sacado un adelanto de su disco en solitario que también me tiene en loop. Los Axolotes abrían la entrada, pero no he mencionado el shock de Doble Check, que nadaquever estilísticamente con el resto del disco (o sí), una locurita PC Music, rota, asimétrica y cortada y más pop que un estribillo de Michael Jackson. Como PC Music se ha puesto Putochinomaricon, hype, estafa o genio, que me tiene hipnotizado. Y el EP de Centauros tiene cuatro canciones como cuatro soles. Ojo a Calavera.