Borjalona

(Continúo con los temas que me gustaría haber vendido a algún medio y que al final resultan ser cosas mías no publicables, como ya hice con el tema de las travestis. Esto será como una columna de opinión, como una sección paralela.)

Paz Padilla. Esa señora de Cádiz con una dicción terrible, un gusto dudoso y una imagen pública que va del amor del ama de casa de toda la vida al odio del tuitero más rutilante. Siempre he tenido un rechazo natural a su presencia, me da la sensación de que carga con muchas de las cosas malas de la cultura española… pero en realidad no es una persona que se haya expuesto, al menos yo no he tenido esa impresión. En mi debilidad por la telebasura (al fin y al cabo parte indispensable de la cultura popular), Sálvame ocupa un lugar más o menos privilegiado. Cuando llego a casa de trabajar suelo tirarme en el sofá y enchufar Telecinco. Algunos días me quedo dormido y tengo pesadillas en las que se inmiscuyen los gritos y los temas del programa más loco que jamás se haya hecho (o que haya durado tanto). Otras veces no aguanto ni 10 minutos porque el tema no me interesa o porque me estreso. Pero muchos otros lo veo, me relaja y me libera el cerebro. Después de esta justificación que ni yo sé por qué la hago, voy al tema. En Sálvame, por la naturaleza del programa, ha sido el lugar donde he conocido a Paz Padilla. Allí se puede explayar, hablar de lo que le da la gana, meter morcillas y promocionar sus cosas. Comenzó sustituyendo los viernes a Jorge Javier Vázquez, pero poco a poco, y a medida que el presentador iba cargándose de trabajo extra, ha ocupado más días en las tardes de Telecinco.

Con el tiempo, me han acabado sorprendiendo algunas cosas de Paz Padilla, y creo que es hora de enumerarlas y romper una (pequeñísima) lanza a su favor. Porque entre todo lo horrible, hay cosas de ella que son guays. Dentro lista:

1. Habla catalán: esto puede parecer una bobada, pero mola ver a no catalanes hablando catalán. Ya me podría aplicar el cuento, que a lo tonto voy a cumplir aquí cuatro años y no paso del merci, el adeu y cuatro palabras sueltas. Me da perecita. Pues Paz, al parecer, estuvo muchos años casada con un catalán y vivió en Barcelona y en cuanto puede (al menos en el plató de Sálvame) se lanza a parlar con un acento como de periferia, con más gracia que corrección.Un diez para ella por esto, ¿no?

2. Compra cosas de segunda mano: otro día, en Sálvame, pusieron unas fotos de ella cargando unos sofás de segunda mano en un mercadillo. Sus colaboradores se apresuraron a decir que era una cutre y que cómo se le ocurría. Ella, muy digna y muy seria, dijo que le flipaba el Mercado de Motores y que recomendaba a todo el mundo que se pasara, que había cosas chulísimas. Probablemente la vez que más visibilidad ha tenido el mercadillo madrileño. Venga, seguimos.

3. Le gustan las series americanas: bueno, lo pongo en plural, pero en realidad sabemos seguro que le gusta Orange is the New Black, una serie muy guay y de la que, prejuicios por delante, pensaría que no puede ser fan Paz Padilla. Pues sí, es fanísima, y nos informó mientras la estaba viendo. Aprovechaba cualquier ocasión para relacionar los temas carcelarios de Sálvame con la serie, o cualquier tema random con la serie. Todo le valía para comentar, que parece que no tenía con quién hacerlo. Eso sí, el título en inglés se le atragantaba y no daba pie con bola. Se refería a ella como orans.

4. Pidió el voto para Podemos: hasta el omnipresente Pablo Iglesias se hizo eco en un acto de precampaña. Para sorpresa de muchos, una tarde sin pena ni gloria de Sálvame Paz Padilla sugirió que ante el bipartidismo y la situación económica y social actual lo más sensato era prestar atención a plataformas como Podemos. Mira, Paz, ahí sí que me ganaste. Es un acto de valentía soltar algo así rodeada de gente que vota al PP, que no vota, o que amenaza con presentarse con propuestas tan elaboradas como «¿El paro? LO BAJO, ¿los sueldos? LOS SUBO», y más peña de esa calaña. Pablo Iglesias se lo tomó con humor (uno de los pocos gestos de humor del político).

Y hasta aquí mis razones por las que Paz Padilla no me cae tan mal como creía. Añado una más: la yonki que interpreta de vez en cuando en La Que Se Avecina es bastante graciosa, también.